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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Ay, la vida.

Digamos que mi falta de publicación de ayer fue broma del día de los inocentes.


Es que me hicieron una bromota: me convencieron de ir escuchando por varias horas (un par de días, más bien) puro pocho idioma. También de viajar a lugares de hueva (y Guanajuato) y de ir al PincheCristo que, bueno, lo odio. 
Falta lo mejor de la broma: era verdad.


En fin... Finjamos que publiqué esto el bello día de ayer y comencemos.


Ya que no se me ocurren muchas cosas, les voy a contar sobre los taxistas.


No, no voy a empezar con canciones feas, no estoy de humor. 


Hace un par de semanas, mi familia y yo nos vimos obligados a tomar un taxi. 
Atrás nos sentamos las mujeres, y hablábamos muy discretamente: al estilo mujer. Adelante estaba mi padre, que, en contra de todas las predicciones, se puso a hablar con el chofer.


Y, todos los sabemos, los taxistas tienden a hablar y hablar. 


Error de mi padre. El chofer no dejó de hablar en todo el camino.


Comenzó con su trabajo. Que trabajaba varios turnos, y que después tenía otro trabajo. Que salía en media hora. Que lo hacía porque su hijo era estudiante y había que mantenerlo.


Luego habló sobre su hijo. Que no respetaba el dinero. Que lo que hacen los padres por sus hijos. Que luego que el celular, que dame dinero para el crédito. Que luego trae apagado el aparato, y no contesta. Que uno se preocupa, y el muchacho de fiesta a altas horas de la noche. Que uno qué va a hacer. Que los hijos, uno como los quiere. Blablabla. Que todo lo que hacía, era por su hijo.


Luego se tornó incómodo. Error, repetía mi mente a mi padre, total error eso de sacarle plática.


Que él cuidaba mucho de su hijo. Que porque su esposa los había abandonado. Que ahora él hacía de mamá y papá. Que es muy difícil eso de padre soltero. Que por eso cuidaba mucho de su hijo. Que era lo único que le quedaba. Y que porque aiba de sufrir con los hijos, que al final, es lo único que hay.


Vaya, las cosas se tornaron sombrías. Mi padre tiene una especialidad en sacar las pláticas más incómodas, ya sea sobre la cantidad de hijos de alguien ("es que mi esposo trabajaba fuera, y cada vez que venía... y vam, ya es otro hijo..."), sobre la muerte de los padres de otro ("sniff, y pues, snifff, la semana pasada, ¡sniff!, pues su corazón ¡NO AGUANTÓ!... Y hace tres días -sniff- que lo enterramos..."), bueno, creo que ustedes entienden el punto.


Sin embargo, me sigo preguntando...


¿O esa gente se inventa las historias (y se divierten haciéndolo) o realmente les gusta chorrear sus problemas con gente que ni siquiera sabe su nombre?


Porque, por más pena que me dé, jamás supimos el nombre del taxista...






Pobre tipo.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Casi no la cuento... (dramatización)

Hoy (por que a las 12:28 am. ya era oficialmente "hoy") salí con mi primo a sacarle chispa a nuestra pirotécnia y lanzar unos cuetes al aire. Nosotros estábamos muy felices con sus sonidos y colores cuando un ruido nos hizo voltear. Se trataba de una niña que estaba aventando unos cuantos en la barda de a lado.

El chiste de todo esto es que, odio admitirlo, pero tenía mejor arsenal que nosotros, se notaba que había conseguido unos cuantos cuetitos un tanto más caros y mejor armados.

Después de quedar con cara de idiotas viendo el espectáculo que estaba armando la pequeña, otro pequeño ruido me hizo voltear. Miré hacia el suelo y ví un cañon... prendido... justo a nuestros pies...

En ese momento mi mente pensó tan rápido que aún sigo sorprendido. Después de recordar muchas películas de acción y tomar a mi primo muy fuertemente, lo arrojé (por no decir taclear) lo más lejos que pude y patié el explosivo lo más fuerte que pude.

Despué de hacer explosión y volar en pedacitos unas cuantas flores a las que fue a parar, localizé al pequeño engendro...

Era un niñito de no más de 4 años que se divertía arrojando cañoncitos con su padre que obviamente no le dijo a su hijo que no es nada bueno arrojarlos contra las personas.

Después de muchas disculpas (del padre) y mentadas entre dientes (de mi primo/mias) nos retiramos del lugar, no sin antes buscar venganza colocando una bomba de humo cerca del infante.



"Su ropa holera a pólvora por días..." susurré antes de soltar una macabra risa de villano.


Queridos críticos, esta será mi última entrada del año y creo que la última entrada de Prófugos del año. si es que allizzia se anima el martes. Les deseo una muy feliz navidad y un año nuevo bien vergas.

martes, 21 de diciembre de 2010

Dang...

Fue un tanto agotador escribir la entrada pasada.


Así que ahora postearé algo muy soso.


Verán, acabo de regresar de un cortísimo viaje del DF. Sí, por primera vez.
Mis padres le tenían miedo a la ciudad, por alguna razón, y nunca jamás había ido, aunque rogué a mis padres que me llevasen por favor durante seis largos años.


En fin, adoré la ciudad.


Me di cuenta de que es bien lindo -a mis padres no les parece, pero soy yo la filantropa, supongo- que puedes ir rascándote la cola y a todo el mundo le parece igual. 


¿En qué otro lado puedes hacer cosas en la calle sin que a los otros les de un demonio?


Nací y he vivido toda mi vida en un lugar donde todo es juzgado, todo. Maldito estado catoliloco medieval. Si vas agarrando la mano de tu pareja, si estás besando a alguien en la calle, si estás cortando hierbas a un lado del camino, cualquier cosa, siempre hay alguien que te mira mal.


Pensé que esos lugares no existían. Poof, que equivocada estaba.


Iba caminando por ... ok, ni idea, pero iba caminando por ahí.


Y había un señor sentado en una macetera/jardinera. 


Tenía una rama en la mano.


Y había una abeja volando cerca de él.


Me quedé un rato viéndolo.


El señor ocupaba su tiempo esperando a que la abeja se detuviera en la jardinera, donde la espantaba con la rama. La abeja, cuando pensaba que el peligro había pasado, se volvía a posar allí. El señor la volvía a espantar.


Lo hizo como 5 veces, en lo que estuve allí.




Se llama ocio, señor. Se llama ocio.




Viva Tenochtitlán, señores.

sábado, 18 de diciembre de 2010

I-O-Kabán

Kabán dice que lo lamenta mucho, que no podrá postear hoy. Tiene una gran fiesta que atender, y sabe que allizzia no tiene vida social. 


Tiene razón, mi hermana acaba de hacer lo mismo. 


Desgraciadamente, no tengo nada, nadita que escribir. 
Por fortuna, me dijo que podría inventar algo. (Que él siempre lo hace. Nos ha estado engañando, queridos lectores inexistentes.)


En fin, tengo muchas ganas de leer algo  bien retorcido, así que voy a escribir algo bien retorcido para poder leerlo después. Con ustedes, algo sin título (porque soy bien mala para con los títulos).




Te estaba esperando para que llegases a casa. Te abriría la puerta, y te diría cuánto te amo, como todos los días. 
Y es verdad, cuánto y cómo te amo.
¿Recuerdas cuando te conocí?
¡Qué nerviosa estaba! Tenía tanto miedo... irracional, porque no sabía la maravillosa persona que eres. 
Estaba oscuro, y me tomaste por detrás. ¡Entonces detestaba las sorpresas! Me arrastraste a tu auto, mientras yo intentaba escapar.
Debí golpearme en el auto -eso me pasa por remolina- porque me desperté en tu casa. 
¡Qué caballeroso de tu parte, llevarme a tu casa para cuidarme!
Me miraste hasta que desperté, me acariciabas el cabello, me mirabas con tanta ternura.
Aunque quise irme en ese momento, tú me detuviste y me mantuviste cerca de ti.
Me dijiste que me atarías si era necesario, con tal de que me quedara.
Realmente quería regresar, ¡ese día tenía que asistir a un evento de mi trabajo!
Tú voz era dulce, diciéndome que me quedaría. Que harías lo posible por no dejarme ir.
¡Eras tan adorable!
Sin embargo, yo quería irme, así que te pusiste juguetón.
Me tomaste con fuerza, y me sujetaste con cuerdas de seda. Me acostaste en tu cama y me dijiste que nunca me dejarías. Y nos besamos por primera vez. 
En ese momento estaba completamente asustada, pero muy en el fondo, sabía que iba a resultar bien. 
Me viste llorando, así que trajiste mis pasteles favoritos. Cereza con crema. 
Secaste mis lágrimas, me abrazaste y me dijiste cuánto me querías. 
Platicamos mientras comíamos. Descubrí lo gracioso que eres. Y lo comprensivo.
Me hiciste decir cosas que ni siquiera conocía de mi. 
Te conté sobre lo dura que fue mi infancia, y me contaste lo difícil que fue la tuya. Nos comprendimos. Me comprendiste y me abrazaste. ¡Estaba llorando tanto!
Volviste a secar mis lágrimas y me dijiste que nunca jamás dejarías que yo sufriera. Que me amabas demasiado para ello. Y te creí. 
Los días siguientes, venías cada mañana con el desayuno y hablábamos un rato. Lo repetías después, a la hora de la comida, aunque te fueras volando de regreso al trabajo. 
El mayor tiempo que pasábamos juntos, era en la cena. Me llevabas al comedor y tenían la cena lista, con velas y flores en la mesa. Mis comidas favoritas también eran las tuyas.
Teníamos tanto en común. 
El peor día fue cuando, en la mañana, decidí salir. Pensé que ya no estabas. Bajé las escaleras y fui a buscar el jardín, de donde siempre cortabas las flores. 
Pero tú bajaste después, estabas empapado -tapado con solo una toalla, acababas de salir de la regadera- y asustado. Tenías un cuchillo en la mano. Creí que querías matarme. 
Creíste que te dejaría, y aunque no era la primera vez que me amenazabas con un arma, realmente te tuve miedo. Tardaste mucho en soltarlo. No me creías. 
Soltaste el cuchillo y te pusiste a llorar, nos abrazamos por quien sabe cuánto tiempo. Faltaste al trabajo ese día, casi te despiden. 
Pero no quisiste dejar mi lado. Ni siquiera quisiste vestirte, ¿lo recuerdas?
Te quedaste con la toalla en las piernas, y no quisiste dejar de abrazarme.
Pedimos pizza para la comida. Y me dejaste ayudarte para la cena. No me dejaste usar cuchillos; ¡eres tan protector! Exagerado. Tenías razón, soy muy torpe. Me quemé un poco con la cazuela de la estufa, y corriste en cuanto escuchaste mi grito. Tiraste la toalla en el proceso y no te diste cuenta. Tomaste mi mano, no le había pasado nada, pero la besaste. Me miraste directo a los ojos. Quise recoger la toalla, y tu te agachaste conmigo. Nos besamos de nuevo, pero fue diferente esta vez. Ahí, en el piso, dejamos que la comida se nos quemara sobre la estufa. 
Cuando terminamos, dijiste que me amabas. Yo contesté que te amaba también. 
Tuvimos una gran noche.
La mañana siguiente me dijiste que podría salir y estar en otros lugares de nuestra casa, a la hora que quisiera. Me advertiste que no saliera, que la alarma estaría puesta, y no querías molestar a los vecinos; tampoco quería que él tuviera que venir a desactivar la alarma. 
Me diste esa confianza durante los siguientes meses. 
Lo cual fue genial, porque enfermé, y tenía que correr en cualquier momento a vomitar al baño. 
Creíste que la comida estaba mala, y fuiste a comprar más.
Pero seguí vomitando por varias semanas.
No querías traer al médico, así que me obligaste a decirte todas y cada una de las cosas que hacía al día. Cuando creíste que mentía, instalaste una cámara sin decirme.
No mentía, aunque me hiciste enojar un poco. Creí que confiabas en mi. 
No querías traer al médico, pero no tenías muchas opciones. 
Hasta que recordé. 
Adoro los niños. Tendremos uno propio. 
Y no podríamos estar más felices.


Aunque, algo en el fondo de mi alma me molesta...


Te avisaré cuando recuerde lo que sea, amor.
Escucho tu auto entrando.


Te amo. Te amo tanto...










No es un de mis favoritos... Meh, ahí tienen su entrada. Sean felices. Los quiero. Pero amordazados.










allizzia

martes, 14 de diciembre de 2010

I'm sooooo wasted...

Una de las cosas que más disfruto, es joder a la gente.


Y una de las mejores formas de hacerlo, es dirigiendo una fiesta "infantil".


Esta no fue una fiesta infantil, fue la posada de la oficina; pero casi, porque siempre hay varios niños en dicha posada. 


Sin embargo, para mi siempre es tiempo de ser infantil. Es una de las ventajas de aparentar menor edad de la real. 


En fin, estuve poniendo los regalos en orden, presentando a algunas personas, saludando a otras, jodiendo a los niños y así. 


Incluso golpeé a alguien con el palo de la piñata. Was so fun.


En fin, cuando estaba a punto de hacer la entrega de aguinaldos para los niños (y un par de adultos que jamás crecerán), tuve que ir al auto a buscar un par de cosas.


Cuando regresé, vi dos señores salir del lugar. Sabía que habían venido con mi tío, porque los vi juntos sentados. No me acerqué ni para decir un chingatumadre a la mesa porque estaban bebiendo, y si algo me dice la experiencia, es no acercarte a los hombres de avanzada edad cuando están bebidos. Además, era una fiesta familiar, ¿quién carajos bebe? Algún genio, lo sé.


En fin, eran esos dos tipos saliendo del lugar (la cerveza que habían traído se había acabado, supongo) y pensé en esquivarlos, pero sinceramente me dio hueva rodear.


Así que seguí derecho, y los tipos me vieron y se despidieron efusivamente:


- Muchas gracias, señorita. Nos despide de Monserrato, muchas gracias.


- Hasta luego, señorita. Nos vemos.


Entonces me di cuenta que el primer señor era todo chistoso: carismático, de tez blanca, con un cabello abundante y corto y barba larga y gruesa; ambas completamente blancas. 
El otro era mexicano normal.


Y sonreía de entre la barba blanca y salían sus dientes relativamente blancos.








Y yo jamás en mi vida los he conocido. ¿O si?






Vaya, pero que chistoso señor...



sábado, 11 de diciembre de 2010

¡Rayos!

...Y centellas, se me haiba olvidado mi super Sábado de extraños.

Lo siento mucho, sentía en mi interior que ya no tenía responsabilidad esta semana y olvidé que era por lo del martes, me la creí yo solito.

Y bueno... Mi extraño ya lo usé así que no tengo nada jajaja

Entonces haré memoria rápidamente...

[5 minutos después]

Recuerdo que una vez estaba con mi buena amigo de la infacia, en un parque con muchas posibles actividades para realizar y después de haber hecho casi todas, teníamos mucha mucha sed y en ese tiempo aún se encontraban los Delaware punch en las maquinitas de refrescos.

Introducimos el dinero y salieron los chescos... ohh si... refrescante.

Y unos pocos minutos despues, se acercó un chico y su patineta, dió unos pasos hacia la máquina, oprimió el botón del "cambio", salió nuestro dinero, le dió un golpecillo a la máquina, salieron otros 2 Delaware puncheses y se fué...



Mi compa y yo teníamos las 2 caras de idiotas más grandes del parque...

martes, 7 de diciembre de 2010

Give me a break!!

 Am... Hola, soy yo Kabancito.

Bueno, ya te la sábanas, querido Prófugo, en estos momentos todas las escuelas de la región están infestadas de exámenes semestrales. Si, lo sé, qué hueva ¿no?

El caso es que allizzia pues, si le hecha ganas al asunto y en estos momentos se encuentra aventándole toda la matería gris. Pero eso no significa que no existan extraños sucesos con extraños por ahí.

For esempo: Siempre podemos contar con el vago que circula cerca de la Torre Medica con una frase repetitiva que dice así: "uuuuuuuunnn !Pan! ¿No me da para un Pan?"
Dicha frase puede variar dependiendo del antojo del vago... pueden ser "!TaCos!" por ejemplo y siempre seguido de un fuerte zapatazo.


Así que díganme ¿Cónocen a algún vago que  tenga un "slogan" para pedir limosna?

sábado, 4 de diciembre de 2010

Wa ta Fok!!

Visité la Huasteca... por segunda vez. Así es, tuve la oportunidad de volver a este, muy bello, lugar en el que si arrojas una piedra al aire, seguro caerá en una cascada...

Pero ese no es el punto, de lo que quiero tratar es que, como siempre me sucede, la segunda vez que visito algún sitio, es cuando en verdad pongo atención, o bien, en verdad "estoy" ahí. Y me estoy refiriendo la mayoría de los lugares que volví a ver.

Mientras estábamos en el castillo de Edward... am... Norecuerdoqué... me atreví a explorar TODO el damn lugar y debo decir que no lo logré (en parte por que no nos dejaban pasar y en parte por el desconocimiento del lugar). Así que estaba subiendo a la parte arquitectónica más alta y permitida de todas y notamos que "casi" llegando hasta arriba había una parejita haciendo melosadas, pero lo curioso de esta parejita es que estaban hablando inglés.

Al principio lo lógico era que se trataba de una parejilla gringa común y corriente, pero, en realidad, solamente ella es la que hablaba en inglés... Y tenía serios problemas con las alturas.

¿Qué rayos hacía ella hasta allá arriba? No lo sé...

Lo... digamos "chistoso" aquí es que lo único que no paraba de répetir es "What the fuck!!" tooooooodo el tiempo: 
-What the fuck, it's so cold up here!!
-What the fuck we're so damn high
-What the fuck... (a secas...)
-What the fuck are we doing here?!?

Así que mi primo y yo la llamamos...

¡¡¡¡Adivinaron!!!!



"La gringa acrofóbica"

martes, 30 de noviembre de 2010

De más muertos desconocidos y mi empatía.

Hoy tuve un sueño-recuerdo extraño (y que bueno, porque no saiba yo qué escribir). 


Soñé que tenía cáncer, que estaba en la cama del hospital, con sábanas blancas y todo blanco; que estaba lleno de tubos, que no tenía cabello, que en mi mano estaba una vía grande y bizarra, que tenía forma de avión y que jugaba con él.


En realidad no es un sueño, sino un recuerdo empático. Vamos desde el principio.


Hace mucho, no creo ni tener 7 años, mi mamá me llevó al hospital a ver a un niño que tenía leucemia, cáncer. Era conocido, porque era primo de un primo; las familias se llevaban mucho... pero esa es otra historia (bien chistosa, por cierto; ¡qué cagados son los de pueblo!). En fin, yo me sentía como bicho aplastado porque no conocía a nadie y como que me da vergüenza entrar en la intimidad de los demás. Digo, como que a todos nos da vergüenza, me supongo.


Así que hice lo más natural que hace un niño a esa edad: me escondí detrás de mi madre. Hasta que vi algo que... bueno, básicamente algo que allizzia jamás me dejará olvidar.


Era un niño, en la cama, en el centro del cuarto, sin pelo... Bueno, creo que ya lo describí todo allá arriba. El niño (masculino, por si las dudas) se miraba de mi edad y tenía una sonrisa que me invitaba... Pero no me acerqué, ya que soy tímida y estaba rodeado de gente desconocida y enfermero(a)s.


Lo veía con esa cosa en su muñeca (una vía intravenosa demasiado grande si me preguntan, pero yo no soy médico así que no sabría decirles qué carajos era), con forma de avión. Le pregunté a mi mamá que si estaba enfermo. Dijo que sí. Le pregunté si no podía levantarse. Dijo que si. Pregunté si eso en su muñeca era un avión que habían amarrado a su mano para que pudiese jugar cuando quisiese sin moverse. Mi madre dijo que no, se rió, y me explicó que era donde ponían las medicinas. Cuando pregunté si se iba a curar, a mi madre le faltó voz. Deseó que sí. Yo también lo deseé. 


Su nombre era Ángel. Angelito. 


Murió un par de semanas después. Fui a su velorio. Su madre lanzaba alaridos de dolor cada tanto, el resto de rato lo pasaba sollozando amargamente. Me ofrecieron un dulce de mantequilla. Había café. Mis primos estaban pequeños. Llevé un ramo de flores de colores. Mi madre me dijo que no se usaba, pero ¿no prefiere un niño flores de colores? Las flores blancas apestan. Su madre apreció mi gesto viéndome benevolente, y soltando muchas (muchas) lágrimas más.


Lo enterraron en el panteón del pueblo. Es un panteón curioso, las tumbas se construyen unas sobre otras. Sabrá Dios cuántos muertos hay más abajo, hasta ahora, las pilas se cuentan (al menos yo) de 4 muertos. Debe haber más muertos abajo.


Él se convirtió en un muerto más entre todos esos desconocidos. No comprendo por qué mueren tantos niños en ese pueblo, pero pasa. Las tumbas terminarán sin nombre, él sin identidad. Se volverá en el extraño que siempre fue. Nunca pude conocerle. Su hermano (gemelo) jamás me parecerá igual, porque no tiene la misma sonrisa ni la misma mirada. Son diferentes. Siempre lo han sido. Mientras cerraban la tumba, su madre se aseguró de que jamás olvidase (y olvidásemos, supongo) el entierro de lo que quedaba de su hijo. 




Supongo que por eso me fascina tanto la muerte...

sábado, 27 de noviembre de 2010

Flashback II

...Era un empate, sólamente necesitábamos de una buena jugada para poder ganar el partido, así que lo logré plantear de esta forma: Yo la paso a Pepe, entonces salgo de la portería, Pepe hace una finta de pase hacia Jorgito pero en lugar de eso solo sigue driblando lo más que pueda, despues me la pasa a mi y hago como que tiro (obviamente no tiraría o, de seguro, vuelo el balón) mientras que Jorgito sale de la nada y con un impresionante pase mio de mi utilizaría sus asombrosas habilidades de futbol y !Pum!... Ganamos.

Sencillo ¿No creen?

Fue entonces que así empecé y salvo leves fallas mias, nos salió justo como les había dicho. I'm a fucking genius.

Invité a mis buenos amigos a celebrar este buen triunfo sin ningún valor más que de satisfacción propia, a tomar algo a mi casota (en ese tiempo vivia en una enoooorme casota, me encantaba).

Y fue entonces que lo ví... símplemente increible... jamás había visto algo parecido en mis enormes 8 años de vida...

Era un simple albañil que había logrado lo imposible, quebrantando todas las leyes de la física que ni siquiera conocía... Era un albañil que estaba andando en bicicleta... ¡Sin manos!...

O sea ¡¡NO ME PINCHES MAMES!! ¡Era asombroso!
¿¡Y para qué?!  Para encender su cigarrillo...

Estaba seguro que en algún lugar, el científico que haya sido el que descubriese la gravedad (aún no lo conocía...) se estaba revolcando en su tumba al notar a alguien que desperdiciaba un don tan asombroso en intoxicar sus pulmones...

Esa fue una de las revelaciones más grandes de mi vida, desde ese entonces y cuando conseguí una bicicleta decente dedique todo mi esfuerzo y muchísimas partidas de madre a lograr aquella asaña que mis ojos no podía creer...






Hoy en día, soy capaz de ir de mi casa a la casa de allizzia sin manos... y de regreso...

Chúpate esa Albañil, ¡chúpate esa!

miércoles, 24 de noviembre de 2010

¿Qué es lo que tienen las flores del camposanto?

Esta historia debió haber sido para el día de muertos, pero... meh. 

Verán, no recuerdo si fue el primero o el segundo de noviembre que me di cuenta de que había unas flores frente a cierta.... Esperen, empecemos la historia desde más atrás...


Un día, íbamos en el auto mi mamá y yo. Eran los meses más calurosos del año. Sé que con este frío pudieron haberlo olvidado, pero el calor era terriblemente insoportable, parecía que el sol estaba a un par de kilómetros sobre la capa de ozono y yo realmente creía que me iba a rostizar con los cuarenta y tantos grados centígrados de temperatura ambiente.
En fin, hacía calor. Del auto, pudimos divisar a un señor que estaba... uhm, más o menos así:


Bueno.... menos dibujo, pero en esa pose. Estaba recargado en una palmera o un poste de luz. La verdad es que mi memoria no da para más.

"A buena sombra se arrimó ese." Dijo mi madre.

Huh, pues es que con esas palmeritas pinches que puso el sexenio de Fox, nomás no hay ni una sombra a donde arrimarse.

La verdad es que con ese calor yo me quedo dormida en cualquier lugar, un sillón, una cama, una alfombra, el suelo, la banca de la escuela, la mesa del comedor, la barra de la cocina...
Me reí un poco, y seguimos el camino.

Cuando regresamos en el auto, ya había oscurecido y el calor seguía sofocando. Pinche calor, lo detesto. Y, el señor seguía ahí.

"Ay, que buen sueñito agarró ese don." Dije.



Días después, vimos algo nuevo en el mismo árbol/poste. Un ramo de flores. Una cruz negra. 


Oh fuck.



I think he died...


sábado, 20 de noviembre de 2010

Antonio

Todas y cada una de las veces que salgo de mi casa y que llego a ella, me encuentro con Toño, el velador de la Megacasota que se encuentra justo antes de llegar a la privada donde vivo. Así nada más. solo está sentado en la puerto, viendo el cerro, viendo como sale y se mete el sol.

En el pasado me preguntaba por que nunca veía entrar ni salir personas de la Megacasota, pero siempre me respondía Mimísmo diciendo que lo más probable (y notando una casa así) es que se trate de personas super mucho muy ocupadas y lleguen a la 1:13 a.m. y se fueran por eso de las 6:28 a.m. a sus respectivas empresas multimillonarias... Sip, yo era joven y para mí $100.00 siempre han sido un chingo de varo.

Pero un día, o mejor dicho, una noche, noté que llegaron los dueños, con maletas y así. Fue entonces que caí en cuenta de que es solo su "Megacasota veraniega"...

Toño cuida esa casa... esa casa vacia... todos los días... a todas horas.

Siempre que paso lo saludo y me saluda:
-¿Qué pasó, Toño?
-¿Quíbole Jesusito?

A veces el dialogo tiende a cambiar, puede que me recuerde el excelente alumno que soy com frases como "Tu siempre estudiando ¿Verdad?" o haciendome el día cuando llego de la depor más o menos así "¿Qué onda? Campeón de campeones"

Ah ese Toño, tan amigable.

Y sin embargo, a pesar de verlo casi todos los días y de que siempre está en el mismo lugar. La neta es un extraño cualquiera, o para que se vea más acá, es un "perfecto extraño".

Siempre me pregunto si tendrá familia por ahí. ¿Qué rayos es lo que hace en todo el día? ¿Llegará a ver la tele en la Megacasota? Es decir, sus dueños solo van una fucking vez al año... Podría hasta hacer una super orgía y jamás se darían cuenta. ¿Habrá llegado a enfrentarse a ladrones y esas cosas? ¿Tendrá internet? ¿Le pagarán lo suficiente como para gastar toda su vida cuidando una Megacasota vacia?

No tengo idea...

Solo está ahí. En la puerta...


Viendo el horizonte...

martes, 16 de noviembre de 2010

He encontrado mi vocación

"Danos hoy nuestras tortillas de cada día"


No, no planeo entrar al mundo del catolicismo. 


Lo que quiero, es hacer feliz a los mexicanos.


¿Y cómo logro eso?


Vendiendo tortillas.


Cada vez que voy a la tortillería, veo gente muy feliz, comprando uno o dos kilos de tortilla.


Aceptémoslo, todo México come tortilla. Hasta los estadounidenses comen tortilla... bueno, cuando hacen tacos, son tostadas; pero nosotros sabemos que básicamente es tortilla. La tortilla es famosa.


Además, cada vez que le pido tortillas a la señorita (sin albur, bola de... ah, para qué me molesto), parece que su trabajo la hace sentir tan llena, tan...


No lo sé, no comprendo su expresión. Cada vez que voy, coge algunas tortillas (dejen de alburear, suficiente), las envuelve en papel e intenta ponerlas en una bolsa. Siempre le digo que así está bien. Le doy una moneda de 10 pesos, y me regresa un peso. Le digo gracias, y me voy.


Y no cambia su expresión.


Así que, quiero tener una tortillería y vender tortillas.
Quiero vender kilos de tortilla y masa a todas las personas y ofrecerles una sonrisa enigmática. 


Creo que, en vender tortillas, se esconde la verdad del mundo, el secreto de la vida, y qué sucederá en la siguiente vida. Sí, esa sonrisa combina con alguna de las anteriores.

sábado, 13 de noviembre de 2010

El martes recordé que tenía que enmicar mi nueva credencial superduperpadrisísima. Así que aproveché mi muy extenso tiempo libre para ir a Office Mats pero por alguna extraña paradoja espacio tiempo se encontraba cerrado. Así que me dirijí a Office Depot y así pensé en, de paso, visitar a mi Sweetie y decirle de mi pequeño viaje al acojedor Distrito Federal.

Cuando llegué olvidé mi contraseña de la cadena de mi bici, pero la recordé... despues de frotarme las sienes por un cuarto de hora...

Al entrar me dirijí al area de papelería y les pedí que me enmicaran mi superduperpadrisisísima credencial. Después de que el tipo (que realmente parecía recién contratado) terminó de enmicarla, muuuuuuuy leeeeentaaa meeeeenteeee... Pagué y me disponía a salir de ahí, cuando llegó una chava y le preguntó si tenía de casualidad Cinta Diurex...

Si la pregunta en sí ya es bastante estúpida y yo quería soltar mi carcajada... Solo fue cosa de segundo para que el encargado de una enorme tienda que proveé articulos de papelería "y más" volteara hacia mi y dijera.

-Pues no... ¿Amigo tu tendrás cinta?







- Eh... no... - respondí y después estiré el brazo, tomé una del estante, se la dí a ella y me fuí...

A veces la humanidad...

martes, 9 de noviembre de 2010

Fiestas infantiles.

Como que, a veces, me alivia perder amistades. 


¿Sueno mal? Pues soy mala, tráguense eso "tierna allizzia", ni que mis ocho camas.


Verán, todo comienza cuando yo tenía que sobrevivir con amistades que eran hijos de las amistades de mis padres. Quizá no tan atrás, pero igual les daré un par de referencias porque joder es lo que más me gusta. A esta mujer, a la que llamaremos "Rita" (ja, al que adivine por qué, le doy un dulce de menta de restaurante), la consideré mi amiga cuando tuve 5 años. Ella debía tener 4. Siempre me pareció muy bonita y todo. Tenía un cabello envidiable, una piel muy linda, cara decente y ojos grandes y redondos. Lindos. Me agradan los ojos. En fin...


Nunca fuimos a la escuela juntas; sus padres tenían la idea estúpida de "las escuelas públicas son un asco, las privadas llevarán a nuestra hija por un camino de bien" y mis padres creían que "ahorrar en uniformes es mejor, así que siempre irá a la misma escuela que sus hermanas". Dato inútil: mis uniformes de primaria siempre me quedaron grandes y estaban rotos. Al menos estaban limpios.


En fin, ella entró a una escuela religiosa para mujeres. Yo a una pública. Aquellos bellos tiempos...


Sin embargo, ella maduró mucho más rápido que yo, en sentidos hormonales. 
Cuando yo hablaba de TV y Café Tacvba, ella hablaba de novios. Yo hablaba de amigos, ella hablaba de novios. Yo hablaba de su hermana, ella hablaba de novios. Yo hablaba de chicos, ella hablaba de sexo prohibido.


Supongo que ya tienen la idea. 


Siempre nos llevamos bien, decente. Me invitaba a sus fiestas de cumpleaños y yo iba porque mis padres me obligaban. Yo tenía que convivir con ellas. Pero ellas, tenían CASI la misma mentalidad que ella. Y yo... bueno, nunca he tenido una mentalidad parecida a la de nadie... 


Así que, siempre, SIEMPRE, trataba de mantenerme callada y no aburrirme. Me reía con lo que parecían chistes y las seguía a donde ellas iban. Pero solo pocas tenían algo que valiese la pena, y a veces hacía un rato de compañía con ellas. 


Sin embargo, en las fiestas de Rita, siempre terminaba insultando a alguien.
Cuando tenía 8 años y decía (por idiota) "Ella me parece engreída". Cuando tenía 12 y decía "Eso no tiene sentido por que -inserte cualquier cosa con sentido común aquí-".


Hace un par de años, entré a la misma escuela en donde ella estudiaba. Nos debemos un ocasional saludo. Pero lo mejor es como consideran a una de las tipas que más odié ver en sus cumpleaños (que también estudiaba allí):


"No manches, es una chava super original, así super chida, bien buena onda. Es una niña super... o sea, así, bien linda. ¿Ya viste su invitación de quinces?"


Cariño, -es-una-hiiiiipsssssteeeeeerrrrr-. Quizá yo lo sea un poco, pero ella le da un nuevo significado a la hipsterés. Es tan hipster, que los hipsters agachan la cabeza cuando pasa. 


Sin embargo, lo único que pude conocer de ella, fue su nombre. De todos modos, tiene una personalidad limítrofe.









sábado, 6 de noviembre de 2010

Flashback

Como siempre, me volé las clases de natación. Me disponía a esperar a mi madre en el estacionamiento del colegio, pues sabía cuales eran los árboles que tenían nidos. Siempre me han gustado las aves y observarlas era genial.

Cerca de la entrada también estaba un niño que reconocí, pues también iba en mi salón. Casi no sabía los nombres de mis compañeros... nunca fuí muy sociable y no había expeirmentado un fuerte lazo de amistad, así que realmente no me interesaba. Solo lo saludé con un simple "Hola" y me respondió con un "¿Qué tranza?". Ahora veo que siempre ha tenido esa frase como saludo.

Me senté a unos troncos de este niño desconocido y me puse a observar a los pajaritos. Después me animé a intentar dibujar el nido, así que fuí a mi mochila, que por cierto estaba cerca del niño que no podía recordar ni en qué lugar se sentaba (así que cuenta como un perfecto desconocido), por un cuaderno y lápiz.

Cuando logré sacar ambas cosas, me proponía entablar plática, cuando depronto se acercó un niño de 6° (Uuuuhhh seeeexxtooo...) [Aquí debería de sonar "Chico malo chico maloooo"] y comenzó a hacerla de pedo con mi compañero inidentificado.

- ¿Qué traías, gordo? Ya no hay maestros para defenderte...
- Arg, ya ¿Qué onda contigo? Te la pasas jodiendo.
- ¿Algún problema, gordinflón?
- ¡Ya bájale. idiota!

Así como de la nada aparecieron 2 niños rudos más, rodeando a mi compañero. Viendo que la cosa se ponía caliente (e injusta con 3 niños de sexto contra uno de cuarto) intenté calmar las cosas.

Al parecer lo hice un poco mal pues mi manera de aproximarme fue un poco brusca y lo que yo creí que era un intento de separarlos, el chico rudo lo tomó como un empujó, así que me empujó y mientras caía al suelo, mi compañero se le subió a este tipo en la espalda. No duró mucho ahí pues sus pseudomatones lo bajaron al mismo tiempo que intentaba detenerlos en vano mientras gritaba cosas como tontos o idiotas (Tenía 8 años, realmente no sabía muchas groserías) y... bueno, nos fue un poco mal.

Cuando estos tipos acabaron con nosotros, dijeron unas palabras de chicos malos y se fueron.

Mientras palpaba mis mejillas inflamadas, solo vi que una mano se extendía hacía mi, en señal de que quería ayudarme a ponerme de pie.

-Oye ¿Estás bien? tienes el ojo oscuro.
-Seee, pegan como niñas- Decía mientras me aguantaba las ganas de sobarme (Hmm... ahora que lo pienso, creo que nunca tube mucha suerte con mis ojos...)
-Me llamo G...
-Soy Kabán
-Muchas gracias, creo que me hubiera ido peor si no me ayudas.
-Realmente no creo que pudiera estar peor.
-Jajaja cierto.

Después, ayudándonos mútuamente para caminar, nos alejamos de ahí y fuimos a la tiendita a comprar un agua... para usarla como hielo en nuestros cachetes... y mi ojo...









Y así, muy aprecieble público, es como conocí a mi mejor amigo de la infancia...

martes, 2 de noviembre de 2010

Disculpe usted, no se me ocurría nada.

Esta es la corta historia del tipo molesto de la fiesta del pasado sábado.


Verán, después de que me dejaran esperando un hora afuera ( grrr... ), entré a la fiesta donde abundaban y hervían los chavitos fresas.


Disculpen, pero cuando yo iba a los quinces de mis amigas, había puro perreo porque, pues, no jodan, no había dinero para contratar a Paul Potts. 


En fin, llegué y me senté a la mesa. Había un tipo desconocido a un lado de mi. 


- Pues ustedes, que siguen robándome las sillas. 


Dijo el tipo desconocido. Meh, pensé. Me puse a platicar y esas cosas que hacen la mujeres en una fiesta. Criticar a los demás e ignorar cualquier otra cosa. 


Entonces llegaron los amigos del tipo desconocido y se sentaron. Pero no cabían. Así que siguió quejándose de que le habíamos robado la mesa. Y luego me volteó a ver.


- Yo soy una dama. Yo jamás robaría nada. 


Dije con inocencia. El tipo siguió quejándose con su voz molesta y en algún momento me hartó.


- ¿Quién carajos es este tipo?


Pregunté a una amiga. 


- Ni idea


Ah. Verdaderamente era un extraño. 


Mis amigas, eventualmente, le hicieron plática y le preguntaron su nombre.


- Bernardo


Entendimos entre el sonido fresa de la fiesta. 


- ¡Aah, Bernie!


Dijeron mis amigas. Ajá, chistoso. 


- FFFFFFernando.


Oh. Whatever, igual no le planeaba hablar. Desgraciadamente, al ser yo la que estaba más cerca a él, su conversación se dirigió a mi. 


- ¿Cómo te llamas?


- Allizzia.


Y luego olvidó nuestros nombres, así que decidí divertirme un poco.


- ¿Cómo dijiste que te llamabas?


- Marcela


Una de mi amigas decidió soltar la risa más fuerte que pudo crear. Dha, ¡me echas de cabeza, mujer!


- No, ya. De verdad.


- Ya pues. Laura.


- ¿Laura?


- ¡No! ¡Karina!


- ¿Qué?


- ¡MU-RI-EL!


Después se dió cuenta del juego. Fun's over folks. Luego decidió preguntarme donde estudiaba.


- Con ellas.


Gesturizé a mis amigas. Mi amiga volvió a reírse. Siempre jode mis bromas. 


- No, ya, ¿donde estudian?


- En una escuela.


Me echó la mano mi amiga. Finalmente decidió hacer algo que no fuese reírse. 


- ¿Van en el Rudyard?


Nos preguntó. 


- No.


Contesté. Así. Seco.


- A mi se me hace como que te conozco. No sé, como que te he visto antes.


- No creo.


- Es que te me haces conocida. Como que te he visto en la plaza (cabe remarcar que en nuestro pueblo solo hay una plaza, semos un pueblito chiquito).


- No me gusta ir a la plaza. 


- Bueno, en otro lado.


- No me gusta salir, ni de mi casa, ni de mi colonia. 


- ¿Cómo que eres bien cortante, no?


- No. Yo soy la carisma en persona. De verdad no creo que me hayas visto en otro lado. De seguro me parezco a alguien que conoces.








- N. ¡Cámbiame de lugar!


Le rogué. Como jodía el pobre. Y no se calló. ¿Qué onda con la juventud de ese lugar? 

sábado, 30 de octubre de 2010

Nadie graba a la muerte y vive para contarlo

Ayer estuve en el centro, en la plaza de los fundadores, por que mi hermano iba a tocar con su grupo huapango y otro que... se llamaba Vibración Grupera... o algo así... (no rifaron).

En fin, ellos estaba como un grupo de apoyo, el verdadero evento era una danza y un recital en honor al día de muertos. Primero empezaba con unos poemas, luego un baile Maya acá chingón... luego cantaron o algo así (disculpen ustedes si no detallo mucho... llegué despues eso) y ya despues, lo chingón, las catrinas y los catrines bailando... canciones que siempre olvido como se llaman, pero son mexicanas... excepto el danubio azul... o creo que si... por que fue versión grupera jajajajaja.


Pero bueno, entre presentación y presentación, las Catrinas y Catrines debían cambiar su vestuario y era entonces cuando tocaba el turno de mi hermano, el caso es que ellos tenían su propia catrina y cuando tocaron "Calacas" empezó a bailar bien machín.

Tenía ella una canastita con flores y cuando notó que yo estaba grabando se acercó a mi de una manera realmente extraña y extendió su brazo con una flor en la mano. Al principio me quedé quieto sin hacer nada más que grabar, pues en otras ocaciones ella había actuado como las estatuas del cervantino, que se quedan quietas por un tiempo y luego se mueven así bien lindo.

Pero cuando empezó a agitar la florecilla, entendí que debía tomarla, cuando hice esto, ella se alejó bailando y llegó al centro del ecenario a bailar...

-"Hey, un momento... ¿Solo me dió flor a mi? ¿¡que clase de mal augurio es ese!?"- pensé mientras ella seguian bailando. Despues de un rato, empezó a arrojarlas al público, entonces ya no me sentí tan maldito y pensé que eso se  quedaría como una extraña experiencia...

#Fail

Despues de que los Catrines/nas terminaron de nuevo, un tipo empezó a leer y La mismísima muerte apareció ante todos... y empezó a agitar su enorme hoz de papel aluminio, tenía un aspecto más o menos así...                                                      Ok, no... era así pues...

Y cuando al tipo estaba leyendo: "...así es (risa malvada) y como te habrás dado cuenta, ¡Vengo por tí!"

Se queda parada y me señala...


Así nada más... y para acabarla, no estaba con la cámara.






Así que me despido con un...

"Gózenme que me les voy"

martes, 26 de octubre de 2010

De cómo el calor me pone de mal humor.

Ok, antes de iniciar con mi historia, voy a explicarles más o menos cómo funciona este blogs. 


Verán, estábamos yo y kabán tratando de decidir de qué se trataría este blog. Yo tenía que irme, y Kabán estaba tirado en el piso... a un lado del bote de basura. 
En ese momento, que llega un tipo bien acá, y nos pide el celular prestado. Como naiden traiba crédito (y porque no solemos prestarle los celulares a gente desconocida), le negamos el acceso a una llamada gratis. Entonces dije...


"¡YA SÉ! ¡Hay que hacer el blog sobre historias de situaciones extrañas con extraños!" Dije muy emocionada, pensando que mi habilidades descriptivas iban a ayudarme con ello. 


"¿Cómo qué o qué?" Me preguntó él, un poquitito confundido con mis musitaciones, como siempre lo hace (si lo pienso bien, creo que es el segundo que se dio por vencido en entenderme).


"Como que ese tipo nos vino a pedir un celular... con una voz muy gruesa" Dije (imitando en lo último al tipo... con una voz muy gruesa).


Kabán se empezó a reir y accedió, como casi siempre lo hace (me consiente, eso hace). 


Sin más.... Comienzo.












Hace mucho tiempo, llegué yo al banco, después de una larga jornada de clases. Eran los meses de primavera, y estaba segura de que el sol intentaba matarme de calor... o evaporarme, whichever. 


Algo que realmente detesto, es el calor. Puedo decir que tengo mucho frío o que me congelo, pero tener calor es simplemente molesto y estúpido y encabronante y estresante y así. Realmente odio el calor. Es más, hoy, el estúpido sol hizo que la piel de mis piernas se inflamara un poquito....


En fin, ya que saben que detesto el calor, seguimos la historia. Yo ya estaba enfada por el calor y el cansancio y el hambre (y posiblemente las ganas de ir al baño), así que llegué y me senté.
Desgraciadamente, el aire acondicionado del banco se había fregado, entonces el calor aparte de ser terrible, estaba sofocado. Era un apretujo de humanidad y chingaderas de la capa de ozono.


De repente, entra una doña y se sienta a un lado de mi. La doña, cabe mencionar, venía vestida bien florida: traiba un sombrero/gorro (que, aunque no lo recuerde muy bien, estaba cagado), un chorsito, una playera blanca (del estilo "Mazatlán, Maz. o Puto el que lo lea") y un abanico en la mano. Era de mediana edad (no le puse atención, quizá más vieja), y  cabello chistoso, como rojizo (tintado), rizado/maltratado, entre otras cualidades que siempre me han parecido cagadas. 


"¿Estás esperando para pasar?" Me preguntó.


"No." dije, con mi sonrisa de nena tierna y todo. Eso que uno no puede evitar tener en las facciones pero no en el corazón ni alma.


Quizá la doña tenía ganas de hablar, o es de esas que entabla conversaciones con el taxista, con el plomero, con una mosca y hasta con el ginecólogo mientras le revisa... ya saben, lo que revisa el ginecólogo. Yo no venía de humor. Pero no pudo haber empezado con peor frase:




"Está haciéndo mucho calor, ¿no?"


No shit, doña, 40º C, no me diga...




Se ganó una mirada gélida y un silencio sepulcral.

sábado, 23 de octubre de 2010

Es como la vida...

Muy buenas noches y disculpen ustedes la tardansa, pero en fin.

Estaba Mimismo preparándose para hacer un poco de ejercicio en la Deporiva Norte. Preparé mi mochila en la cual siempre empaco mi raqueta, un bote de Gatorade lleno de agua (a veces de sabor), mi celular, mis llaves, $2.00, mi credencial (pa' el descuento o de lo contrario serían $4.00), mi bote con una sola pelota (ahora vacio) y otra raqueta pues la chingonsísima que tengo está empezando a dar señales de fallo crítico, o sea, puede que se destruya en cualquier momento... Ya saben... Mi juego es muy intenso.

Siempre que llego puede haber varias opciones: 
a) Usted dispone de 4 canchas vacias. ("chose your car").
b) Usted dispone de... bueno... debió llegar un poco antes. (todas las canchas "ocupadas").
c) Usted dispone de 2 ó 3 canchas vacias. (Hmm... jugar o entrenar solo, o hechar la reta a, lo que siempre son, MUY MALOS jugadores [aburrición garantizada]).

Sale, para esta entrada solo nos interesa la "b)". Aquí, a huevo, tienes que pedir reta. Y hasta puedes elegir entre todas las opciones. Pues llegué yo y la primera tenía cholos jugando con la mano que se veían áltamente peligrosos... De acuerdo, NEXT!

En la segunda, estaban unos niños (ahora que soy adulto puedo llamarle niños a los de 17 para abajo) jugando en algo que se veía súmamente principiante. Ahora, no sé si es por que me aventé la saga completa de Dragon Ball, pero no saben cuanto me encantan los desafios, ¡¡Y MÁS EN EL DEPORTE!!. Así que, tú (y tú y tú y tú y... eran como 6 weyes) eres el rival más débil... adiós.

La siguiente cancha me llamó la atención pues se podía ver un juego continuo, notando que me saqué la lotería, me quedé sentado a lado, esperando a que el juego termine y poder pedir La Reta.

El señor que estaba boleando me vió, se acercó y me preguntó si iba a jugar. Le respondí "Claro" y saqué mi raqueta. El señor se veía concentrado, calculador y no dejaba de observar a los que jugaban, era como si tomara nota de todos los puntos, cómo se movió el que lo ganó y por qué no contestó bien el que lo falló.

Despues de un rato intentando sacar platica (ya saben, para conocer a mi compañero) me contaba de lo bonito que es ese deporte y lo mucho que le gusta, verlo y jugarlo.

-Es un deporte muy bonito, hasta te puedes desquitar de cualquier cosa, te liberas de presiones con cada raquetazo.- Me decía, a lo que yo solo asentía diciendo un "claro" ocacional.

Despues, empezó a darme clases (si, es que me veo como de 16) y animarme en la escuela. Hasta que llegó a relacionar muchas materías con el Frontenis.

-Mira, esto lo puedes relacionar con Física, Matemáticas, Lógica, Psicología, Tiempos y lugares, etc.- A lo que despues comenzó a explicar -Física: ¿Quién se va a desgastar más, el que corre o el que se queda quieto? tu solo ¡hazlos que suden!.
-Ok ok, eso tiene sentido.
-Matemáticas:No solo puedes sacar ecuaciones con esto, también vale el marcador y cuenta cuantos tiros llevas de cierto lado, despues la cambias.
-Continue...
-Lógica: Si mandaste a correr a un adversario y logró contestarla, el va a venir vuelto la raya a su lugar y muchos lo que hacen es darle más abajo y despacio. No, lo que tienes que hacer es volvérsela a mandar atrás.
-Eso es un buen tips, reálmente no lo había pensado.
-Psicología: Siempre tienes que tener la mente fría, si vas perdiendo, te vas desesperando y fallas más puntos, juega con la mente de tus oponentes y mantente relajado.
-De acuerdo.
-Tiempos y lugares: Este es facil, simplemente, tienes que mandar la bola donde no esté nadie en el momento justo, para eso, tienes que crearte ese momento.

El caso, majestuosos lectores, es que me quedé grabando en mi cabezita todo esto que me decía el señor, aunque, a la vez pensaba: "Sobres, sabe mucho, acá chido... veamos como juega... es decir, ya está grande" .

Cuando fué nuestro turno, para no hacercelas más larga (y no, no los estoy albureando) mi trabajo como pareja fue: "No estorbarle al señor"... Si... De hecho creo que no me nesecitaba...




De grande, quiero ser (o al menos jugar) como él... amm... Señorextrañocomoseaquesellame.



Los dejo, con una hermosa luna llena...





Ni me fijé en la ortografía... bueno, empiecen a trollear.

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