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martes, 26 de octubre de 2010

De cómo el calor me pone de mal humor.

Ok, antes de iniciar con mi historia, voy a explicarles más o menos cómo funciona este blogs. 


Verán, estábamos yo y kabán tratando de decidir de qué se trataría este blog. Yo tenía que irme, y Kabán estaba tirado en el piso... a un lado del bote de basura. 
En ese momento, que llega un tipo bien acá, y nos pide el celular prestado. Como naiden traiba crédito (y porque no solemos prestarle los celulares a gente desconocida), le negamos el acceso a una llamada gratis. Entonces dije...


"¡YA SÉ! ¡Hay que hacer el blog sobre historias de situaciones extrañas con extraños!" Dije muy emocionada, pensando que mi habilidades descriptivas iban a ayudarme con ello. 


"¿Cómo qué o qué?" Me preguntó él, un poquitito confundido con mis musitaciones, como siempre lo hace (si lo pienso bien, creo que es el segundo que se dio por vencido en entenderme).


"Como que ese tipo nos vino a pedir un celular... con una voz muy gruesa" Dije (imitando en lo último al tipo... con una voz muy gruesa).


Kabán se empezó a reir y accedió, como casi siempre lo hace (me consiente, eso hace). 


Sin más.... Comienzo.












Hace mucho tiempo, llegué yo al banco, después de una larga jornada de clases. Eran los meses de primavera, y estaba segura de que el sol intentaba matarme de calor... o evaporarme, whichever. 


Algo que realmente detesto, es el calor. Puedo decir que tengo mucho frío o que me congelo, pero tener calor es simplemente molesto y estúpido y encabronante y estresante y así. Realmente odio el calor. Es más, hoy, el estúpido sol hizo que la piel de mis piernas se inflamara un poquito....


En fin, ya que saben que detesto el calor, seguimos la historia. Yo ya estaba enfada por el calor y el cansancio y el hambre (y posiblemente las ganas de ir al baño), así que llegué y me senté.
Desgraciadamente, el aire acondicionado del banco se había fregado, entonces el calor aparte de ser terrible, estaba sofocado. Era un apretujo de humanidad y chingaderas de la capa de ozono.


De repente, entra una doña y se sienta a un lado de mi. La doña, cabe mencionar, venía vestida bien florida: traiba un sombrero/gorro (que, aunque no lo recuerde muy bien, estaba cagado), un chorsito, una playera blanca (del estilo "Mazatlán, Maz. o Puto el que lo lea") y un abanico en la mano. Era de mediana edad (no le puse atención, quizá más vieja), y  cabello chistoso, como rojizo (tintado), rizado/maltratado, entre otras cualidades que siempre me han parecido cagadas. 


"¿Estás esperando para pasar?" Me preguntó.


"No." dije, con mi sonrisa de nena tierna y todo. Eso que uno no puede evitar tener en las facciones pero no en el corazón ni alma.


Quizá la doña tenía ganas de hablar, o es de esas que entabla conversaciones con el taxista, con el plomero, con una mosca y hasta con el ginecólogo mientras le revisa... ya saben, lo que revisa el ginecólogo. Yo no venía de humor. Pero no pudo haber empezado con peor frase:




"Está haciéndo mucho calor, ¿no?"


No shit, doña, 40º C, no me diga...




Se ganó una mirada gélida y un silencio sepulcral.

2 comentarios:

Frédéric dijo...

¿Quién fue la primer persona que se rindió?

Ahora saben nuestro primer tema de discusión... a mi me encanta el calor =)

Y no me sionaste la parte en la que me dejas tirado en el suelo... 15 min después de que te fuiste y cuando Allizzia volvió, no fue para ayudarme a ponerme de pie, ¡No! La nena había olvidado su iPod ¬_¬

Alejandro Aguilar dijo...

Yo digo que le hubieras mencionado, con el tono mas sarcastico posible... Noo, como cree? Calor, aqui? para nada!!, es mas hasta dan ganas de ponerse una chamarra de cuero negro... Imagina su expresion...





...DarkAngel...

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