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martes, 30 de noviembre de 2010

De más muertos desconocidos y mi empatía.

Hoy tuve un sueño-recuerdo extraño (y que bueno, porque no saiba yo qué escribir). 


Soñé que tenía cáncer, que estaba en la cama del hospital, con sábanas blancas y todo blanco; que estaba lleno de tubos, que no tenía cabello, que en mi mano estaba una vía grande y bizarra, que tenía forma de avión y que jugaba con él.


En realidad no es un sueño, sino un recuerdo empático. Vamos desde el principio.


Hace mucho, no creo ni tener 7 años, mi mamá me llevó al hospital a ver a un niño que tenía leucemia, cáncer. Era conocido, porque era primo de un primo; las familias se llevaban mucho... pero esa es otra historia (bien chistosa, por cierto; ¡qué cagados son los de pueblo!). En fin, yo me sentía como bicho aplastado porque no conocía a nadie y como que me da vergüenza entrar en la intimidad de los demás. Digo, como que a todos nos da vergüenza, me supongo.


Así que hice lo más natural que hace un niño a esa edad: me escondí detrás de mi madre. Hasta que vi algo que... bueno, básicamente algo que allizzia jamás me dejará olvidar.


Era un niño, en la cama, en el centro del cuarto, sin pelo... Bueno, creo que ya lo describí todo allá arriba. El niño (masculino, por si las dudas) se miraba de mi edad y tenía una sonrisa que me invitaba... Pero no me acerqué, ya que soy tímida y estaba rodeado de gente desconocida y enfermero(a)s.


Lo veía con esa cosa en su muñeca (una vía intravenosa demasiado grande si me preguntan, pero yo no soy médico así que no sabría decirles qué carajos era), con forma de avión. Le pregunté a mi mamá que si estaba enfermo. Dijo que sí. Le pregunté si no podía levantarse. Dijo que si. Pregunté si eso en su muñeca era un avión que habían amarrado a su mano para que pudiese jugar cuando quisiese sin moverse. Mi madre dijo que no, se rió, y me explicó que era donde ponían las medicinas. Cuando pregunté si se iba a curar, a mi madre le faltó voz. Deseó que sí. Yo también lo deseé. 


Su nombre era Ángel. Angelito. 


Murió un par de semanas después. Fui a su velorio. Su madre lanzaba alaridos de dolor cada tanto, el resto de rato lo pasaba sollozando amargamente. Me ofrecieron un dulce de mantequilla. Había café. Mis primos estaban pequeños. Llevé un ramo de flores de colores. Mi madre me dijo que no se usaba, pero ¿no prefiere un niño flores de colores? Las flores blancas apestan. Su madre apreció mi gesto viéndome benevolente, y soltando muchas (muchas) lágrimas más.


Lo enterraron en el panteón del pueblo. Es un panteón curioso, las tumbas se construyen unas sobre otras. Sabrá Dios cuántos muertos hay más abajo, hasta ahora, las pilas se cuentan (al menos yo) de 4 muertos. Debe haber más muertos abajo.


Él se convirtió en un muerto más entre todos esos desconocidos. No comprendo por qué mueren tantos niños en ese pueblo, pero pasa. Las tumbas terminarán sin nombre, él sin identidad. Se volverá en el extraño que siempre fue. Nunca pude conocerle. Su hermano (gemelo) jamás me parecerá igual, porque no tiene la misma sonrisa ni la misma mirada. Son diferentes. Siempre lo han sido. Mientras cerraban la tumba, su madre se aseguró de que jamás olvidase (y olvidásemos, supongo) el entierro de lo que quedaba de su hijo. 




Supongo que por eso me fascina tanto la muerte...

sábado, 27 de noviembre de 2010

Flashback II

...Era un empate, sólamente necesitábamos de una buena jugada para poder ganar el partido, así que lo logré plantear de esta forma: Yo la paso a Pepe, entonces salgo de la portería, Pepe hace una finta de pase hacia Jorgito pero en lugar de eso solo sigue driblando lo más que pueda, despues me la pasa a mi y hago como que tiro (obviamente no tiraría o, de seguro, vuelo el balón) mientras que Jorgito sale de la nada y con un impresionante pase mio de mi utilizaría sus asombrosas habilidades de futbol y !Pum!... Ganamos.

Sencillo ¿No creen?

Fue entonces que así empecé y salvo leves fallas mias, nos salió justo como les había dicho. I'm a fucking genius.

Invité a mis buenos amigos a celebrar este buen triunfo sin ningún valor más que de satisfacción propia, a tomar algo a mi casota (en ese tiempo vivia en una enoooorme casota, me encantaba).

Y fue entonces que lo ví... símplemente increible... jamás había visto algo parecido en mis enormes 8 años de vida...

Era un simple albañil que había logrado lo imposible, quebrantando todas las leyes de la física que ni siquiera conocía... Era un albañil que estaba andando en bicicleta... ¡Sin manos!...

O sea ¡¡NO ME PINCHES MAMES!! ¡Era asombroso!
¿¡Y para qué?!  Para encender su cigarrillo...

Estaba seguro que en algún lugar, el científico que haya sido el que descubriese la gravedad (aún no lo conocía...) se estaba revolcando en su tumba al notar a alguien que desperdiciaba un don tan asombroso en intoxicar sus pulmones...

Esa fue una de las revelaciones más grandes de mi vida, desde ese entonces y cuando conseguí una bicicleta decente dedique todo mi esfuerzo y muchísimas partidas de madre a lograr aquella asaña que mis ojos no podía creer...






Hoy en día, soy capaz de ir de mi casa a la casa de allizzia sin manos... y de regreso...

Chúpate esa Albañil, ¡chúpate esa!

miércoles, 24 de noviembre de 2010

¿Qué es lo que tienen las flores del camposanto?

Esta historia debió haber sido para el día de muertos, pero... meh. 

Verán, no recuerdo si fue el primero o el segundo de noviembre que me di cuenta de que había unas flores frente a cierta.... Esperen, empecemos la historia desde más atrás...


Un día, íbamos en el auto mi mamá y yo. Eran los meses más calurosos del año. Sé que con este frío pudieron haberlo olvidado, pero el calor era terriblemente insoportable, parecía que el sol estaba a un par de kilómetros sobre la capa de ozono y yo realmente creía que me iba a rostizar con los cuarenta y tantos grados centígrados de temperatura ambiente.
En fin, hacía calor. Del auto, pudimos divisar a un señor que estaba... uhm, más o menos así:


Bueno.... menos dibujo, pero en esa pose. Estaba recargado en una palmera o un poste de luz. La verdad es que mi memoria no da para más.

"A buena sombra se arrimó ese." Dijo mi madre.

Huh, pues es que con esas palmeritas pinches que puso el sexenio de Fox, nomás no hay ni una sombra a donde arrimarse.

La verdad es que con ese calor yo me quedo dormida en cualquier lugar, un sillón, una cama, una alfombra, el suelo, la banca de la escuela, la mesa del comedor, la barra de la cocina...
Me reí un poco, y seguimos el camino.

Cuando regresamos en el auto, ya había oscurecido y el calor seguía sofocando. Pinche calor, lo detesto. Y, el señor seguía ahí.

"Ay, que buen sueñito agarró ese don." Dije.



Días después, vimos algo nuevo en el mismo árbol/poste. Un ramo de flores. Una cruz negra. 


Oh fuck.



I think he died...


sábado, 20 de noviembre de 2010

Antonio

Todas y cada una de las veces que salgo de mi casa y que llego a ella, me encuentro con Toño, el velador de la Megacasota que se encuentra justo antes de llegar a la privada donde vivo. Así nada más. solo está sentado en la puerto, viendo el cerro, viendo como sale y se mete el sol.

En el pasado me preguntaba por que nunca veía entrar ni salir personas de la Megacasota, pero siempre me respondía Mimísmo diciendo que lo más probable (y notando una casa así) es que se trate de personas super mucho muy ocupadas y lleguen a la 1:13 a.m. y se fueran por eso de las 6:28 a.m. a sus respectivas empresas multimillonarias... Sip, yo era joven y para mí $100.00 siempre han sido un chingo de varo.

Pero un día, o mejor dicho, una noche, noté que llegaron los dueños, con maletas y así. Fue entonces que caí en cuenta de que es solo su "Megacasota veraniega"...

Toño cuida esa casa... esa casa vacia... todos los días... a todas horas.

Siempre que paso lo saludo y me saluda:
-¿Qué pasó, Toño?
-¿Quíbole Jesusito?

A veces el dialogo tiende a cambiar, puede que me recuerde el excelente alumno que soy com frases como "Tu siempre estudiando ¿Verdad?" o haciendome el día cuando llego de la depor más o menos así "¿Qué onda? Campeón de campeones"

Ah ese Toño, tan amigable.

Y sin embargo, a pesar de verlo casi todos los días y de que siempre está en el mismo lugar. La neta es un extraño cualquiera, o para que se vea más acá, es un "perfecto extraño".

Siempre me pregunto si tendrá familia por ahí. ¿Qué rayos es lo que hace en todo el día? ¿Llegará a ver la tele en la Megacasota? Es decir, sus dueños solo van una fucking vez al año... Podría hasta hacer una super orgía y jamás se darían cuenta. ¿Habrá llegado a enfrentarse a ladrones y esas cosas? ¿Tendrá internet? ¿Le pagarán lo suficiente como para gastar toda su vida cuidando una Megacasota vacia?

No tengo idea...

Solo está ahí. En la puerta...


Viendo el horizonte...

martes, 16 de noviembre de 2010

He encontrado mi vocación

"Danos hoy nuestras tortillas de cada día"


No, no planeo entrar al mundo del catolicismo. 


Lo que quiero, es hacer feliz a los mexicanos.


¿Y cómo logro eso?


Vendiendo tortillas.


Cada vez que voy a la tortillería, veo gente muy feliz, comprando uno o dos kilos de tortilla.


Aceptémoslo, todo México come tortilla. Hasta los estadounidenses comen tortilla... bueno, cuando hacen tacos, son tostadas; pero nosotros sabemos que básicamente es tortilla. La tortilla es famosa.


Además, cada vez que le pido tortillas a la señorita (sin albur, bola de... ah, para qué me molesto), parece que su trabajo la hace sentir tan llena, tan...


No lo sé, no comprendo su expresión. Cada vez que voy, coge algunas tortillas (dejen de alburear, suficiente), las envuelve en papel e intenta ponerlas en una bolsa. Siempre le digo que así está bien. Le doy una moneda de 10 pesos, y me regresa un peso. Le digo gracias, y me voy.


Y no cambia su expresión.


Así que, quiero tener una tortillería y vender tortillas.
Quiero vender kilos de tortilla y masa a todas las personas y ofrecerles una sonrisa enigmática. 


Creo que, en vender tortillas, se esconde la verdad del mundo, el secreto de la vida, y qué sucederá en la siguiente vida. Sí, esa sonrisa combina con alguna de las anteriores.

sábado, 13 de noviembre de 2010

El martes recordé que tenía que enmicar mi nueva credencial superduperpadrisísima. Así que aproveché mi muy extenso tiempo libre para ir a Office Mats pero por alguna extraña paradoja espacio tiempo se encontraba cerrado. Así que me dirijí a Office Depot y así pensé en, de paso, visitar a mi Sweetie y decirle de mi pequeño viaje al acojedor Distrito Federal.

Cuando llegué olvidé mi contraseña de la cadena de mi bici, pero la recordé... despues de frotarme las sienes por un cuarto de hora...

Al entrar me dirijí al area de papelería y les pedí que me enmicaran mi superduperpadrisisísima credencial. Después de que el tipo (que realmente parecía recién contratado) terminó de enmicarla, muuuuuuuy leeeeentaaa meeeeenteeee... Pagué y me disponía a salir de ahí, cuando llegó una chava y le preguntó si tenía de casualidad Cinta Diurex...

Si la pregunta en sí ya es bastante estúpida y yo quería soltar mi carcajada... Solo fue cosa de segundo para que el encargado de una enorme tienda que proveé articulos de papelería "y más" volteara hacia mi y dijera.

-Pues no... ¿Amigo tu tendrás cinta?







- Eh... no... - respondí y después estiré el brazo, tomé una del estante, se la dí a ella y me fuí...

A veces la humanidad...

martes, 9 de noviembre de 2010

Fiestas infantiles.

Como que, a veces, me alivia perder amistades. 


¿Sueno mal? Pues soy mala, tráguense eso "tierna allizzia", ni que mis ocho camas.


Verán, todo comienza cuando yo tenía que sobrevivir con amistades que eran hijos de las amistades de mis padres. Quizá no tan atrás, pero igual les daré un par de referencias porque joder es lo que más me gusta. A esta mujer, a la que llamaremos "Rita" (ja, al que adivine por qué, le doy un dulce de menta de restaurante), la consideré mi amiga cuando tuve 5 años. Ella debía tener 4. Siempre me pareció muy bonita y todo. Tenía un cabello envidiable, una piel muy linda, cara decente y ojos grandes y redondos. Lindos. Me agradan los ojos. En fin...


Nunca fuimos a la escuela juntas; sus padres tenían la idea estúpida de "las escuelas públicas son un asco, las privadas llevarán a nuestra hija por un camino de bien" y mis padres creían que "ahorrar en uniformes es mejor, así que siempre irá a la misma escuela que sus hermanas". Dato inútil: mis uniformes de primaria siempre me quedaron grandes y estaban rotos. Al menos estaban limpios.


En fin, ella entró a una escuela religiosa para mujeres. Yo a una pública. Aquellos bellos tiempos...


Sin embargo, ella maduró mucho más rápido que yo, en sentidos hormonales. 
Cuando yo hablaba de TV y Café Tacvba, ella hablaba de novios. Yo hablaba de amigos, ella hablaba de novios. Yo hablaba de su hermana, ella hablaba de novios. Yo hablaba de chicos, ella hablaba de sexo prohibido.


Supongo que ya tienen la idea. 


Siempre nos llevamos bien, decente. Me invitaba a sus fiestas de cumpleaños y yo iba porque mis padres me obligaban. Yo tenía que convivir con ellas. Pero ellas, tenían CASI la misma mentalidad que ella. Y yo... bueno, nunca he tenido una mentalidad parecida a la de nadie... 


Así que, siempre, SIEMPRE, trataba de mantenerme callada y no aburrirme. Me reía con lo que parecían chistes y las seguía a donde ellas iban. Pero solo pocas tenían algo que valiese la pena, y a veces hacía un rato de compañía con ellas. 


Sin embargo, en las fiestas de Rita, siempre terminaba insultando a alguien.
Cuando tenía 8 años y decía (por idiota) "Ella me parece engreída". Cuando tenía 12 y decía "Eso no tiene sentido por que -inserte cualquier cosa con sentido común aquí-".


Hace un par de años, entré a la misma escuela en donde ella estudiaba. Nos debemos un ocasional saludo. Pero lo mejor es como consideran a una de las tipas que más odié ver en sus cumpleaños (que también estudiaba allí):


"No manches, es una chava super original, así super chida, bien buena onda. Es una niña super... o sea, así, bien linda. ¿Ya viste su invitación de quinces?"


Cariño, -es-una-hiiiiipsssssteeeeeerrrrr-. Quizá yo lo sea un poco, pero ella le da un nuevo significado a la hipsterés. Es tan hipster, que los hipsters agachan la cabeza cuando pasa. 


Sin embargo, lo único que pude conocer de ella, fue su nombre. De todos modos, tiene una personalidad limítrofe.









sábado, 6 de noviembre de 2010

Flashback

Como siempre, me volé las clases de natación. Me disponía a esperar a mi madre en el estacionamiento del colegio, pues sabía cuales eran los árboles que tenían nidos. Siempre me han gustado las aves y observarlas era genial.

Cerca de la entrada también estaba un niño que reconocí, pues también iba en mi salón. Casi no sabía los nombres de mis compañeros... nunca fuí muy sociable y no había expeirmentado un fuerte lazo de amistad, así que realmente no me interesaba. Solo lo saludé con un simple "Hola" y me respondió con un "¿Qué tranza?". Ahora veo que siempre ha tenido esa frase como saludo.

Me senté a unos troncos de este niño desconocido y me puse a observar a los pajaritos. Después me animé a intentar dibujar el nido, así que fuí a mi mochila, que por cierto estaba cerca del niño que no podía recordar ni en qué lugar se sentaba (así que cuenta como un perfecto desconocido), por un cuaderno y lápiz.

Cuando logré sacar ambas cosas, me proponía entablar plática, cuando depronto se acercó un niño de 6° (Uuuuhhh seeeexxtooo...) [Aquí debería de sonar "Chico malo chico maloooo"] y comenzó a hacerla de pedo con mi compañero inidentificado.

- ¿Qué traías, gordo? Ya no hay maestros para defenderte...
- Arg, ya ¿Qué onda contigo? Te la pasas jodiendo.
- ¿Algún problema, gordinflón?
- ¡Ya bájale. idiota!

Así como de la nada aparecieron 2 niños rudos más, rodeando a mi compañero. Viendo que la cosa se ponía caliente (e injusta con 3 niños de sexto contra uno de cuarto) intenté calmar las cosas.

Al parecer lo hice un poco mal pues mi manera de aproximarme fue un poco brusca y lo que yo creí que era un intento de separarlos, el chico rudo lo tomó como un empujó, así que me empujó y mientras caía al suelo, mi compañero se le subió a este tipo en la espalda. No duró mucho ahí pues sus pseudomatones lo bajaron al mismo tiempo que intentaba detenerlos en vano mientras gritaba cosas como tontos o idiotas (Tenía 8 años, realmente no sabía muchas groserías) y... bueno, nos fue un poco mal.

Cuando estos tipos acabaron con nosotros, dijeron unas palabras de chicos malos y se fueron.

Mientras palpaba mis mejillas inflamadas, solo vi que una mano se extendía hacía mi, en señal de que quería ayudarme a ponerme de pie.

-Oye ¿Estás bien? tienes el ojo oscuro.
-Seee, pegan como niñas- Decía mientras me aguantaba las ganas de sobarme (Hmm... ahora que lo pienso, creo que nunca tube mucha suerte con mis ojos...)
-Me llamo G...
-Soy Kabán
-Muchas gracias, creo que me hubiera ido peor si no me ayudas.
-Realmente no creo que pudiera estar peor.
-Jajaja cierto.

Después, ayudándonos mútuamente para caminar, nos alejamos de ahí y fuimos a la tiendita a comprar un agua... para usarla como hielo en nuestros cachetes... y mi ojo...









Y así, muy aprecieble público, es como conocí a mi mejor amigo de la infancia...

martes, 2 de noviembre de 2010

Disculpe usted, no se me ocurría nada.

Esta es la corta historia del tipo molesto de la fiesta del pasado sábado.


Verán, después de que me dejaran esperando un hora afuera ( grrr... ), entré a la fiesta donde abundaban y hervían los chavitos fresas.


Disculpen, pero cuando yo iba a los quinces de mis amigas, había puro perreo porque, pues, no jodan, no había dinero para contratar a Paul Potts. 


En fin, llegué y me senté a la mesa. Había un tipo desconocido a un lado de mi. 


- Pues ustedes, que siguen robándome las sillas. 


Dijo el tipo desconocido. Meh, pensé. Me puse a platicar y esas cosas que hacen la mujeres en una fiesta. Criticar a los demás e ignorar cualquier otra cosa. 


Entonces llegaron los amigos del tipo desconocido y se sentaron. Pero no cabían. Así que siguió quejándose de que le habíamos robado la mesa. Y luego me volteó a ver.


- Yo soy una dama. Yo jamás robaría nada. 


Dije con inocencia. El tipo siguió quejándose con su voz molesta y en algún momento me hartó.


- ¿Quién carajos es este tipo?


Pregunté a una amiga. 


- Ni idea


Ah. Verdaderamente era un extraño. 


Mis amigas, eventualmente, le hicieron plática y le preguntaron su nombre.


- Bernardo


Entendimos entre el sonido fresa de la fiesta. 


- ¡Aah, Bernie!


Dijeron mis amigas. Ajá, chistoso. 


- FFFFFFernando.


Oh. Whatever, igual no le planeaba hablar. Desgraciadamente, al ser yo la que estaba más cerca a él, su conversación se dirigió a mi. 


- ¿Cómo te llamas?


- Allizzia.


Y luego olvidó nuestros nombres, así que decidí divertirme un poco.


- ¿Cómo dijiste que te llamabas?


- Marcela


Una de mi amigas decidió soltar la risa más fuerte que pudo crear. Dha, ¡me echas de cabeza, mujer!


- No, ya. De verdad.


- Ya pues. Laura.


- ¿Laura?


- ¡No! ¡Karina!


- ¿Qué?


- ¡MU-RI-EL!


Después se dió cuenta del juego. Fun's over folks. Luego decidió preguntarme donde estudiaba.


- Con ellas.


Gesturizé a mis amigas. Mi amiga volvió a reírse. Siempre jode mis bromas. 


- No, ya, ¿donde estudian?


- En una escuela.


Me echó la mano mi amiga. Finalmente decidió hacer algo que no fuese reírse. 


- ¿Van en el Rudyard?


Nos preguntó. 


- No.


Contesté. Así. Seco.


- A mi se me hace como que te conozco. No sé, como que te he visto antes.


- No creo.


- Es que te me haces conocida. Como que te he visto en la plaza (cabe remarcar que en nuestro pueblo solo hay una plaza, semos un pueblito chiquito).


- No me gusta ir a la plaza. 


- Bueno, en otro lado.


- No me gusta salir, ni de mi casa, ni de mi colonia. 


- ¿Cómo que eres bien cortante, no?


- No. Yo soy la carisma en persona. De verdad no creo que me hayas visto en otro lado. De seguro me parezco a alguien que conoces.








- N. ¡Cámbiame de lugar!


Le rogué. Como jodía el pobre. Y no se calló. ¿Qué onda con la juventud de ese lugar? 

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