Bueno, como mi egoista compañera no puede esperar por publicar ahora me veo forzado a salir de mis no muy cómodas vacaciones.
Y como lo anterior debe decirlo, no he conocido a una sola alma que pase por ahí... Salvo el único día que salí de mi hogar que fué el 5 de enero para la Cabalgata de Reyes.
Puede que solo 1 de ustedes no tenga idea de qué carajos es eso, pues bien, en este publito se celebra la llegada de los Reyes Magos con un lindísimo desfile que causa un tránsito muy lento y muchísima basura en las calles además de lo que se puede contaminar con tantísimo globo que va a los cielos y llega a quiensabedonde. Pero bueno... es bonito.
Despues de resolver el gran problema de que no había un buen lugar en donde ver el defile, logré mover mis influencias (ya saben... soy el mayor) y nos quedamos en un punto fijo
por el amor de Dios!. Lugar al que, extrañamente, no había ningun vendedor y solo despues de que me diera cuenta que esto, llegó uno.
Un vendedor de algodón de azucar, pero este tipo se daba cuenta de que los pinchurientos algodoncitos de la competenca se verían minimizados por sus enormes porciones que brindaba. Me dí cuenta que, mietras tomaba un nuevo palito para enrrollarlo de algodón de azucar, unas ligeras tiras se iban al aire y despues de un rato caina y era entonces cuando los pequeños aprovechaban cual carroñero en busca de los restos de un animal despedazado.
Despues de ver esto, el vendedor dejaba, ocacionalmente, que una buena cantidad volara por los aires solo para divertirse esos niños que se golpeaban por conseguir un poco del caramelo. Pero como casi todo en la vida y en las cadenas alimenticias, siempre habrá un abusivo que aprovechará la situación. En este caso, una señora que había pespojado a su madre/abuela de su bastón solo para robar el algodón de los niños y enrollarlo en lo que parecía su propio palito de con algodón de azucar.
La señora que hacía oidos sordos mientras los niños le gritaban que no fuera gandalla y les diera un poco, solamente disfrutaba de su clara victoria y con forme pasaba el tiempo, se acercaba más y más al carrito del vendedor para estirar el bastón mientras este tomaba un nuevo palito.
Cuando al vendedor le dejó de parecer gracioso se fue...
Junto con la señora persiguiéndole con el bastón robado...