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lunes, 21 de marzo de 2011

Accidentes automovilísticos

Yo tengo una suerte de la chingada. Mis familiares y yo, hemos estado a un pelo de rana calva (la neta, me gusta decir eso) de partirnos la madre en un accidente automovilístico.


Ya sea que mi papá venga pedo (viva México...), que mi mamá traiga los nervios en otro lado, que no miremos el tren, que mi hermana es medio pendeja, que la otra es fastiandfuirius, que si el camino está cubierto de hielo, que si van al Cristo cada eclipse de Luna, que si se revienta la llanta del de delante, que si el de lado viene pedo, que el camino está completamente lleno de neblina, que el Llano en Llamas...
Bueh, en fin.


De todas esas veces -en que me convierto en católica y me rezo el rosario 8 veces en tres minutos- ninguna nos hemos partido la madre. Es más, jamás nos han chocado. Al menos no conmigo dentro (que es lo que me importa).


Sin embargo, hemos presenciado bastantes accidentes. La pipa que explota, la pipa llena de chapopote que se rompe (eso fue bastante chistoso), el vochito que rodó vueltas de campana; y el que voy a relatar: los tipos pedísimos.


Esto no va a estar lindo, va a ser bastante triste, de hecho.


A veces, cuando va en el camino, uno hace contacto con alguien de otros autos. "Mira, ese tipo viene cantando la misma canción que nosotros en el radio." Suele suceder. También cuando haces contacto visual o alguien te la raya con el claxon. Todo es posible.


En fin, una vez, íbamos la familia todos felices y medios jetones porque el camino no le había ganado al tiempo y no había caído la noche.
Era día de fiesta -creo. 
Y que de repente, y a lo lejos, mi padre ve salir un auto -por el espejo- que venía zigzagueando. Mi padre se puso nervioso, lo que hizo que mi madre se pusiera alerta.
Ya más cerca, se dieron cuenta de los hombres venían pedísimos y bebiendo aún. 


"Estos pendejos..."* Dijo.


Y BLAM que volantea para sacarle a los cabrones estos que venían jodiendo por el camino y pitando a lo pendejo. Y todas despertamos -aparte del grito que pego mi madre- y nos pusimos alerta. La neta, si sientes que el carro sale de lugar, tu instinto de supervivencia hace que te endereces y te agarres de lo primero que halles. Y miramos a los tipos alejarse a toda velocidad, mientras nos mentaban la madre.


"Vienes hasta las chanclas."* Comentó mi madre.


Alguien -y no recuerdo quien- dijo, con mucha sabiencia:


"Esos cabrones van a terminar matando a alguien."*


Pues bien, seguimos nuestro camino y nos quedamos jetonas de nuevo. El camino fue apacible, rico.


Hasta que la velocidad comenzó a descender. Bastante. Algunas abrimos los ojos para ver si había peligro - otras se levantaron para ver el pedo.


Yo me quedé jetona, claro. Ah, mi sueño, ¿quién me lo quitará? .... OK, nadie responda esa pregunta.


Bien, ya más tarde escuché lo que pasó:


Había un poco de tráfico, un carro acababa de meterse bajo la caja de un camión de remolque. Estaba hecho mierda (o casi) y de dentro salían cabezas y brazos. Gritos de desesperación y auxilio emanaban de los cuerpos de los tipos que antes nos habían pasado.


"Sino hubiesen estado tan tomados, ya estarían muertos." Dijo la misma sabia persona.


Creo que esa sabia persona jamás conoció la cruda, a pesar de nunca haber soltado la botella (ni el cigarro). Murió de cáncer pulmonar, siendo el más longevo de sus hermanos. 
Sabía de lo que estaba hablando.


Pues bien, si te pones a pensar en eso, nunca podremos averiguar si esos tipos realmente la lograron, alguno se murió, o la neta nadie los peló y ahí pelaron gallo todos.
Pero me imagino una imagen bastante bizarra del accidente. 


They were alive. But barely.






*Las cosas se dieron más o menos así...

1 comentario:

Frédéric dijo...

Me gustó la leve aclaración del final jajaja.

Y también me dejaste con muchas posibles imágenes mentales del accidente.

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