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martes, 29 de marzo de 2011

A caballo regalado...

Bien, casi se me olvida pero ya estoy aquí.


El otro día, tuvimos la venta para el proyecto de la materia de Administración.
Lo admito, preferiría la administración como todo teoría y así, porque lo de aplicarlo es una joda, una friega, y un asco para el cuerpo entero.


En fin, que de muchos problemas económicos y espirituales del equipo, pues la neta yo perdí el interés. Los demás también. Ese día, no había nada que preparar: no poner mesas ni manteles, nada de preparar comida, no había que esperar a las paletas (derretidas)... Así que, cuando salimos 10 minutos antes a receso, yo decidí ir a sacar copias. 


Desgraciadamente, prohibieron a la tipa de las copias vender en horas que no fuesen receso, así que aunque salga a las 12:40, aunque neta, a nadie le importe llegar temprano a deportes, aunque uno llegue temprano en la mañana (y menos, porque los muy huevones ni despiertan a la hora que nos obligan a asistir a clase), aunque el maestro siempre llegue 10-20 minutos tarde (y a veces, ni llega) aunque ruegue y me ponga de rodillas, aunque necesite las copias para salvar mi vida (hay casos...); la muy hija de perra no te dará las copias.
Dicen que fue mandato de directivos y que ella solo sigue órdenes, pero cuando ella te lo dice en tu cara cuando antes había sido tan fiel y servil... Pues nomás te dan ganas de mentarle la madre en la cara. Y llora con tanta sensibilidad...


En fin, que fui a sacar copias y aún faltaba buen rato para eso. Pensé que era poco, pero no, la neta faltaba mucho porque por alguna extraña razón, nos dejaron salir mucho antes. 


"¿Me puedes sacar unas copias?" 


"Uhm.... Es que todavía faltan 12 minutos para el receso."


"Ah, no importa, yo te espero."


La neta siempre quise hacer eso, pero siempre estoy desesperada. Ese día, simplemente.... Tenía drogas en la sangre. Y el cerebro. Y esperé. 
Me puse a admirar el paisaje tan feo y a ver el cielo y...


"Bueno, yo ahorita regreso." Se atrevió a interrumpir mi tren de pensamiento. 
Dat bitch...


Y allí me quedé, esperando como idiota.


En eso, que llega una niña toda tierna, que parecía a una de esas niñas actrices de mis tiempos. Estaba toda redondita y usaba el uniforme de falda-short que es bastante cagado en niñas de su redondez. Y llegó brincando como si se estuviera miando.


"¿No está?" Me preguntó.


"No, pero ahorita regresa para el receso de prepa." Le contesté con dulzura.


Me miró aprehensiva, como si estuviese a punto de miarse. Dios, que no se mee, pensé.


"Es que necesito una libreta."


Me dió ternura. Me encogí de hombros y le dije:


"Pues si quieres esperarte, regresa en unos cinco minutos."


"Ay, es que el maestro va a borrar en 5... ¡y ya va en 4!"


Carajo, eso me hizo el día. Así que le propuse:


"Si quieres, yo te la compro." Y estiré la mano para el dinero.


"Bueno.... ¿Sabes de qué salón soy?" No, querida, no soy Dios. Pero casi.


"No..."


"Soy de segundo a. Una libreta de raya."


"Ah, bien. Yo te la llevo."


Y se fue corriendo.... Espera....


"¿Qué tamaño, la libreta? ¿Grande?" Le grité, pues ya había corrido varios metros.


"Sí... Grande..." Contestó.


Ok. Wait...


"¿Y cómo te llamaaaaaaas?" Grité, apenas y me escuchaba.


"Meeeliiiisaaaaaa." Me contestó. Muy lejos ya.


Así que esperé. Y esperé. Y esperé...
Sonó la campana de mi receso...


Y por fin llegó la tipa. Le di las copias y le encargué la libreta.


"No hay raya. Puro cuadro grande."


Bueno. Que se conforme.


Y me fui. Y pasé a los salones de primero. Y luego.... salté a los de cuarto.


Wait, WTF?!?! 
Le dí la vuelta a la planta baja y nada.... ¿Qué pedo?
Le pregunté a unas niñas, y fueron tan amables de llevarme al salón de segundo a. Y allí estaban, los niños estaban saliendo del salón.


Intenté reconocer a la niña, pero luego recordé que soy muy mala con las caras.


"¿Melisa?" Le pregunté al maestro.
Los odio, pero los maestros de primaria son unos panes de Dios con nosotros. Aunque una vez vi a una gritando a un niño, tanto, que creí que se le saldría el chiquillo que obviamente cargaba en el vientre.


"Melisa, te llaman." Le dijo el maestro.


"Uuuy, pero era chica." Me dijo. 


A ver morra, me dijiste grande, hasta era un peso más caro y te lo regalé... Bah, no tengo ganas hoy. 


"No importa, vayan a cambiarla." Dijo el maestro. Y fuimos.


En el camino, que pretendía que fuese silencioso, fue llenado de "¿Cónoces a noséquién? Es prima del novio de una amiga..." Ah, sobres.


Finalmente le pedí su libreta, de esas que sí había de raya. La joven me regresó la libretita y dos pesos - porque era más barata. Le di a la niña la libreta y el cambio, se despidió y se fue.








¿Saben? Me estafó con un peso la muy..... Bah, ya de qué me sirve.





3 comentarios:

Alejandro Aguilar dijo...

Pinche morra.
Pa' la otra, agarras y le dices que fueron 5 pesos mas.




Dark Angel

Frédéric dijo...

Aww... es como cuando niñitos chiquitos van a la tienda piden algo y luego dan el dinero sin más:

"Huy, pero este cuesta $12... te faltan 2..."
"Ahh... ok... (*cara super tierna de corazón roto*)"


Soy demaciado bueno... no puedo evitar prestarle los 2 pesos...

¡Los tenderos son unos culeros!

Alicia L. dijo...

¿Tenderos? ¡Me cae que los morros lo hacen a propósito!

A la otra, como el Dark Angel, los agarras de los pelos y les obligas a pagarte o los acusas con su mami.

Ay, pero esa niña era bien tierna, hablaba bien chistosa...

Estúpidos niños...

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