Por lo general no me gustan los refrescos, a menos que sea un Mundet®, además soy adicto a los Gatorade®, lo cual es raro por que a mi me gusta todo dulce.
Pero en ese día tenía muchas ganas de algo dulce, a parte que tenía mucha sed, pero solo contaba con $4.00 así que resolví mi problema con una Fanta® de piña, de tal modo que tendría mi sed y mi "dulcidez" totalmente saciadas.
Cuando me aproximé a la caja para pagar, no había nadien, así que espere un momento cuando de pronto un voz me atendió:
¿? - ¿Nada más?
K - Amm... si...
¿? - Cuatro pesos, por favor.
Intenté buscar de donde provenía la voz, pero al voltear mi cabeza por todos lados y no encontrar un alma, simplemente saqué mi dinero y lo puse en el mostrador, esperando, claro, que al hacer esto la voz misteriosa apareciera y lo tomara...
¿? - ¿Necesitas cambio?
K- Eh... no.
¿? - Ok, puedes dejarlo ahí...
K - De acuerdo... ¿Gracias?
¿? - A ti. n_n (<-- esta carita me la imaginé, claro está)
Así que me retiré, caminando lentamente hacia atrás, aún buscando a mi al rededor.
Y salí de la tienda...
Walk
Hace 7 años
2 comentarios:
Martha se sacó un megapedo cuando le pedí un refresco de la tienda, hace poco tiempo. Fue divertido y lo volvería a hacer, aunque ya no sería tanta sorpresa, me imagino.
Yo creo que era un niñito. Y por eso no lo mirabas...
O la tienda estaba atendida por un ente del más allá...
Estoy seguro de que sonaba como una mujer de entre 40 y 50 años. Con posibles problemas de garganta, quizá...
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